Denuncian que el incinerador propuesto para operar en Arecibo sería un negocio que se nutriría principalmente de «basura extranjera»
Mediante la quema de «basura extranjera», un incinerador propuesto para operar en Arecibo tendría la capacidad de generar 900,000 toneladas de dióxido de carbono al año, estimaron el profesor de química ambiental Osvaldo Rosario y el planificador Iván Elías.
Rosario observó que la emisión tan elevada de dióxido de carbono que calculan produciría el citado incinerador supone un agravante a la contaminación local y de todo el planeta, porque el exceso de esos gases se vincula directamente al calentamiento global.
El dióxido de carbono (CO2) es uno de los gases de efecto invernadero que contribuye a que el planeta tenga una temperatura habitable, pero su generación excesiva impide la salida de calor de la atmósfera y provoca el calentamiento excesivo, recordó a este medio Rosario, al observar que en nuestra región se asocia con un mayor surgimiento de fuertes tormentas y otros fenómenos climáticos extremos.
Elías, por su parte, destacó que el incinerador que la empresa Energy Answers pretende operar en Arecibo sería un negocio que se nutriría principalmente de «basura extranjera» como maderas usadas de construcciones y llantas, entre otros desechos.
«El 70% de la basura que incineraría Energy Answers no es de Puerto Rico», puntualizó Elías, quien conjuntamente con Rosario puntualizaron que no es casualidad que la instalación se levante cerca del muelle arecibeño.
Jessica Seiglie, de la entidad Basura Cero, agregó que «no queremos ser la chimenea de tóxicos del Caribe».
«Esta es una situación que llora ante los ojos de Dios», afirmó Rosario, tras comentar sobre otras proyecciones de emisiones tóxicas como la dioxina y el polvo de plomo, también asociadas a la operación del propuesto incinerador.
Los ambientalistas forman parte de la Coalición de Organizaciones Anti Incineracion, entidad que calculó que la instalación en Arecibo produciría hasta 665 libras de polvo de plomo por año, lo que contaminaría una vasta región de la zona norte del país, donde se concentra la industria ganadera y también la mayoría de las empresas farmacéuticas, con potencial de riesgo ambiental mayor que otras operaciones industriales.
Omisiones cuestionables
En una conferencia de prensa este martes, otros integrantes de la coalición como Pedro Saadé y el doctor Ángel González, señalaron que la entidad proponente del incinerador no ofreció información sobre el potencial de emisiones de plomo en los documentos sometidos para obtener permisos de operación ante la agencia Estadounidense de Protección Ambiental (EPA).
González, presidente del Comité de Salud Pública y Ambiental del Colegio de Médicos Cirujanos de Puerto Rico, recordó los nocivos efectos del plomo en el ser humano, sobre todo en los menores de seis años, y resaltó que Arecibo es clasificado por la EPA como zona de «no logro» con respecto al control de ese material tóxico.
El doctor González dijo que el plomo se asocia con daño cerebral en infantes que pueden padecer retardaciones o condiciones como déficit de atención con hiperactividad, sordera o epilepsia. En humanos la alta exposición al plomo se vincula a daño renal, pulmonar, a epilepsia y también a cáncer, mencionó.
Sobre la omisión de datos relevantes en torno al impacto del incinerador en Arecibo, Rosario comentó que el permiso otorgado recientemente a Energy Answers «no hace mención a que estará tirando al aire dos veces y media más polvo de plomo que la compañía Battery Recicling», empresa en esa misma jurisdicción que ha recibido multas elevadas de la EPA.
«Los arecibeños estarán sometidos a una fuente adicional de contaminación con este metal tan tóxico. Ya en 2011, la EPA declaró a Arecibo como área de “no logro” para plomo, eufemismo para evitar decir que los niveles de plomo en Arecibo son mucho más altos que lo aceptable para no producir enfermedad. Sin embargo, a pesar de que los documentos sometidos por Energy Answers admiten que tirarán este tóxico por las chimeneas en esta área ya altamente contaminada, la EPA no lo tomó en consideración”, lamentó el perito.
El catedrático de la Universidad de Puerto Rico se refirió a que desde 2004, la EPA sabía que habían trabajadores contaminados a raíz de las operaciones de Battery Recycling y en 2008, encomendaron una investigación de campo que reveló la presencia de plomo en áreas de pastoreo cercanas, en una ferretería al cruzar la carretera número PR-2, cerca de esa empresa, así como en residencias cercanas.
El ambientalista Elías opinó que «es inaudito que esta información sobre el plomo no se tome en cuenta para el permiso sobre contaminación en el aire (PSD por su sigla en inglés) y se pretenda despachar como si no fuera importante en el proceso de evaluación de las autoridades ante el objetivo de la empresa privada de abrir la incineradora en Arecibo.
Los portavoces de la Coalición, sin embargo, destacaron que están esperanzados de que sus denuncias sean escuchadas ante Junta de Apelaciones Ambientales de la EPA. Ante ese organismo, que es descrito como ente independiente, aunque adscrito a la citada agencia federal, el grupo será representado por la Clínica de Derecho Ambiental de la Escuela de Derecho de Vermont, líder en luchas ecologista en los Estados Unidos.
Sobre la impugnación, Saadé anticipó que expondrá errores de derecho al emitirse el permiso de la EPA para el incinerador arecibeño porque al omitirse las consideraciones sobre el plomo, documentada precisamente por esa agencia federal, se incumple el objetivo de justicia ambiental.
«El tema del plomo no se discutió. Eso es un error de derecho», puntualizó, esperanzado en un fallo en contra del incinerador en la Junta de Apelaciones Ambientales.
Entre los reparos a las argumentaciones de los proponentes del incinerador, Elías destacó que la información sometida a la EPA sobre las corrientes de viento en Arecibo y el potencial curso de las emisiones se basa en información de la década de 1990, e ignora datos del propio gobierno de los Estados Unidos.
Se refirió a que la información provista a la EPA por Energy Answers, entre otros datos, sugiere que el rumbo potencial de las emisiones es mar afuera, contrario a lo que demuestran datos de la Coalición, basados en información técnica recopilada por la Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) en años recientes.
Al presentar una gráfica sobre el tema, destacó que esas emisiones cubren el centro urbano arecibeño, entre otros sectores poblados y de valor agrícola.
El profesor Rosario recordó que la materia no se destruye, sino que se transforma y los incineradores «no se pueden pintar como una caja mágica que desaparece la basura» porque los resultantes tóxicos de los desechos quemados siempre van a algún lugar.
Explicó que casi una tercera parte de lo que saldrá de las chimeneas son sustancias indeterminadas, pero «de lo que se sabe que saldrá son de los peores venenos que conoce el hombre».
Por esos riesgos la EPA aplica controles y pone límites a las emisiones industriales y de otros tipos, pero los filtros en las chimeneas recogen los tóxicos pues no se desaparecen y hay que ver dónde van a parar, observó el educador experto en química.
«Es una loquera pensar en poner un incinerador en esta parte del país y en cualquier parte», agregó Rosario, al abogar por el reciclaje y por el manejo adecuado de vertederos con regulación de la basura que se deposita y al favorecer el uso de composta, entre otras iniciativas que reducen la contaminación.